La Región Centro-Oeste de Brasil, desde su colonización en la primera mitad del siglo pasado, ha pasado por un proceso de ocupación que resultó en una estructura territorial altamente concentrada. Su economía, tras el periodo inicial en el que la minería jugó un papel importante en algunas zonas, se basó principalmente en la ganadería y la agricultura.
Es posible observar diferentes patrones en la ocupación de diferentes áreas del Centro-Oeste, influenciados por emprendimientos enfocados a la agricultura y ganadería de cereales, con aplicación de tecnología avanzada, así como por la cercanía con la Región Sudeste.
La Región Centro-Oeste de Brasil es un área de gran importancia ambiental debido a la presencia de los biomas Pantanal, Cerrado y Amazonia. Estos biomas enfrentan importantes desafíos de preservación ambiental debido al continuo estímulo al desarrollo económico, principalmente a través de la actividad agrícola.
Los humedales, incluido el Pantanal –cuyo territorio más grande se encuentra entre los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, y abarca áreas de Bolivia y Paraguay– prestan importantes servicios ambientales, incluidos el almacenamiento y la purificación del agua, la retención de sedimentos, la regulación del clima y el mantenimiento de la biodiversidad.
Aunque el Bioma Pantanal tiene protección jurídica específica, con reconocimiento como Patrimonio Nacional por la Constitución Federal de 1988 y como Patrimonio Mundial y Reserva de la Biosfera por las Naciones Unidas, aún sufre impactos de las actividades agrícolas. El nuevo Código Forestal establece condiciones para la explotación ecológicamente sostenible y la supresión de la vegetación autóctona en estas zonas. Sin embargo, esta legislación redujo la protección de los humedales al definir el lecho del cauce regular del río como parámetro para medir las APP (Área de Preservación Permanente), reduciendo el alcance de la protección.
La reducción de la superficie del agua es consecuencia directa de las acciones humanas, que afectan al clima y al medio ambiente. Las inundaciones son fundamentales para el equilibrio del bioma, y la disminución de la cantidad de agua está ligada a cuestiones climáticas, como sequías más intensas, además de una mayor deforestación, especialmente en los bosques ribereños cercanos a los ríos, lo que contribuye a la sedimentación y la sedimentación. de ríos.
En el pasado, el Pantanal solía estar inundado durante unos seis meses al año, pero en los últimos años, este período de inundación se ha reducido a sólo dos meses. Este cambio drástico afecta directamente a la fauna, la flora y los ecosistemas del Pantanal, que dependen de las inundaciones estacionales para su buen funcionamiento.
El Bioma Cerrado, aunque presente en otras regiones del país además del Centro-Oeste, es considerado un área global de biodiversidad. Sólo 7,44% de su área están protegidas por unidades de conservación. La deforestación en el Cerrado ha sido alarmante, con tasas anuales superiores a las de otros biomas brasileños. Este Bioma abarca una extensa superficie de aproximadamente 25% del territorio nacional. Se extiende sobre aproximadamente 1,8 a 2 millones de kilómetros cuadrados, llegando a varios estados, como Goiás, Tocantins, Mato Grosso do Sul, Mato Grosso, Minas Gerais, Distrito Federal, Bahía, Maranhão, Piauí y partes de São Paulo.
El Bioma Amazónico, que ocupa alrededor de 50% del territorio nacional, abarca algunos municipios del estado de Mato Grosso en la Región Centro-Oeste. Ocupa una superficie de 4.196.943 km², que corresponde a más de 40% del territorio nacional y está formada principalmente por bosque tropical.
El Amazonas pasa por los territorios de Acre, Amapá, Amazonas, Pará y Roraima, y parte del territorio de Maranhão, Mato Grosso, Rondônia y Tocantins. Está conformado por diferentes ecosistemas como bosques densos de secano, bosques estacionales, bosques de igapó, campos inundables, llanuras aluviales, sabanas, refugios montañosos y formaciones pioneras. Si bien nuestro bioma es el mejor conservado, alrededor de 16% de su superficie ya han sido devastadas, lo que equivale a dos veces y media la superficie del estado de São Paulo.
La preservación de la Región Centro-Oeste y sus biomas garantiza la supervivencia de las especies y ecosistemas presentes, contribuyendo al mantenimiento de los servicios ecosistémicos esenciales para la calidad de vida de las poblaciones locales y para la salud del planeta en su conjunto.
La importancia del Pantanal: preservar la cuna de la biodiversidad brasileña
Conservar el Pantanal significa pensar en la Cuenca como un todo. El Pantanal, conocido por su singularidad y sensibilidad, es mucho más que una simple llanura aluvial. Ubicada en el centro de la cuenca hidrográfica del Alto Paraguay, es una región geográfica rodeada por las mesetas de la cuenca, con altitudes que oscilan entre 80 y 150 metros. Sin embargo, para comprender verdaderamente la importancia y la conservación del Pantanal, es fundamental considerar la cuenca del río como un todo, después de todo, todo en esta región está interconectado.
La cuenca del río Pantanal es transfronteriza y cubre una superficie de 624.320 km², aproximadamente 62% en Brasil, 20% en Bolivia y 18% en Paraguay. Esta vasta extensión de territorio alberga recursos hidrológicos cruciales para abastecer a varias ciudades, donde viven alrededor de tres millones de personas. Por lo tanto, la conservación del Pantanal va más allá de la preservación de un solo bioma, extendiéndose a la protección de toda la cuenca del río y los servicios ecosistémicos que ofrece.
Los procesos ecológicos y el equilibrio ambiental del Pantanal están fuertemente influenciados por eventos que ocurren en las partes altas de la cuenca del río. El agua que sube en estas zonas más altas fluye hacia la llanura aluvial, arrastrando consigo sedimentos, nutrientes y toda la diversidad biológica. Este “pulso de las aguas” es el ritmo que dicta la vida en el Pantanal: un ciclo dinámico, complejo y delicado.
La protección de manantiales, ríos y áreas adyacentes a la llanura es fundamental para mantener la integridad de este ecosistema. La deforestación, la contaminación y el uso inadecuado de la tierra en estas zonas altas pueden tener consecuencias devastadoras para el Pantanal. La sedimentación de los ríos, la reducción del caudal de agua y la degradación de los hábitats comprometen la salud de este bioma tan especial y afectan directamente a la fauna, la flora y las comunidades humanas que dependen de los recursos naturales.
La riqueza y diversidad biológica del Pantanal son impresionantes, albergando una gran cantidad de especies en sus ecosistemas. Se estima que existen al menos 4.700 especies en la región, incluidas 3.500 especies de plantas, 650 especies de aves, 124 especies de mamíferos, 80 especies de reptiles, 60 especies de anfibios y 260 especies de peces de agua dulce. Sin embargo, muchas de estas especies están en peligro de extinción, lo que destaca la importancia de preservar el Pantanal.
El bioma del Pantanal tiene un área significativa en Brasil, y la llanura del Pantanal representa aproximadamente 151.000 km². Además, la Meseta de la Cuenca del Alto Paraguay (BAP) cubre aproximadamente 217.000 km² en el país. Combinando el área de la llanura y la meseta, el Pantanal brasileño suma aproximadamente 368.000 km².
Sin embargo, cuando la consideramos en su totalidad, incluyendo las zonas de Brasil, Bolivia y Paraguay, la Llanura del Pantanal alcanza los 195.000 km². Además, sumando la llanura y la meseta, es decir el BAP en su conjunto en los tres países, el Pantanal alcanza una impresionante extensión de 610.000 km².
Estas importantes cifras demuestran la importancia y magnitud del Pantanal como uno de los biomas más relevantes en términos de biodiversidad en América del Sur y el mundo. Sus humedales son hábitats esenciales para una amplia variedad de especies, muchas de las cuales son endémicas y se encuentran únicamente en esta región.
El Pantanal enfrentó en 2020 una de las peores crisis ambientales de su historia, con una serie de incendios devastadores que afectaron su fauna y flora de manera alarmante. Un estudio realizado por investigadores de 14 instituciones reveló datos preocupantes sobre el impacto de estos incendios en la fauna del Pantanal, indicando que casi 17 millones de animales vertebrados perdieron la vida durante este período.
El estudio destacó que los animales encontrados con mayor frecuencia entre las víctimas de los incendios fueron grupos de pequeñas serpientes, pájaros y roedores, además de lagartos, artiodáctilos (por ejemplo, ciervos y tapires) y primates. Esta pérdida masiva de vida animal representa una grave amenaza para la diversidad biológica y los ecosistemas del Pantanal.
Serpientes, aves y roedores desempeñan papeles fundamentales en los ecosistemas del Pantanal, como la regulación de las poblaciones de insectos y la dispersión de semillas. La pérdida de estas especies afecta la dinámica ecológica del bioma, comprometiendo su resiliencia y capacidad de recuperación.
Además, los lagartos, artiodáctilos y primates se consideran especies clave y desempeñan funciones ecológicas cruciales en el mantenimiento del equilibrio ecológico del Pantanal. La reducción de sus poblaciones tiene impactos significativos en las cadenas alimentarias y los procesos de interacción entre especies.
Los incendios en el Pantanal no sólo cobraron millones de vidas animales, sino que también causaron daños irreparables a los hábitats naturales y áreas de reproducción de estas especies. El incendio destruyó la vegetación, redujo las fuentes de alimento y refugio y fragmentó los hábitats, lo que dificultó la supervivencia y la recuperación de las poblaciones afectadas.
Datos actualizados, del año 2023, sobre la deforestación acumulada en el Pantanal, revelan una realidad preocupante para la preservación de este importante bioma. Las cifras más recientes muestran que dos estados brasileños son responsables de la mayor parte de la deforestación ocurrida en la región.
El estado de Mato Grosso do Sul lidera este triste ranking, con un total de 10.797,03 km² de superficie deforestada, lo que corresponde a alrededor de 71.73% de deforestación acumulada en el Pantanal. Estas cifras son alarmantes y requieren acciones inmediatas para revertir esta tendencia y garantizar la conservación de este valioso ecosistema.
En segundo lugar está el estado de Mato Grosso, con 4.255,76 km² de área deforestada, lo que representa aproximadamente 28.27% de deforestación total en el Pantanal. Aunque esta proporción es menor que la de Mato Grosso do Sul, sigue siendo una contribución significativa al problema y requiere una atención especial por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto.
La deforestación en el Pantanal tiene graves consecuencias para la biodiversidad, los ecosistemas y las comunidades locales que dependen de estos recursos naturales. La deforestación compromete la integridad de los hábitats, amenaza la supervivencia de especies endémicas y contribuye a la degradación de los servicios ecosistémicos que proporciona el bioma.
En lo que respecta a los municipios que conforman esta región, la deforestación los ha afectado significativamente, comprometiendo la preservación de este importante bioma. El municipio de Corumbá ocupa el primer lugar en este triste ranking, con una superficie deforestada de 5.329,81 km², lo que representa aproximadamente 35.41% de la deforestación acumulada en el Pantanal.
En segundo lugar está el municipio de Aquidauana, con una superficie deforestada de 2.295,90 km², correspondientes a alrededor de 15.25% de deforestación total en el Pantanal.
Además, otros municipios también se destacan en este preocupante escenario, como Rio Verde de Mato Grosso, Cáceres, Porto Murtinho, Santo Antônio do Leverger, Poconé, Barão de Melgaço, Coxim, Sonora, Itiquira, Nossa Senhora do Livramento y Porto Esperidião. que presentan niveles significativos de deforestación en sus áreas.
Además, hay deforestación en las áreas indígenas del Pantanal, lo que pone en riesgo no sólo la preservación del bioma, sino también las formas de vida y cultura de las comunidades indígenas que habitan estas áreas. El área indígena Kadiwéu es la más afectada por la deforestación, con un área deforestada de 48,96 km², correspondientes a aproximadamente 60.27% de la deforestación acumulada en las áreas indígenas del Pantanal. Estas cifras demuestran una amenaza directa a la supervivencia de estos pueblos y sus prácticas tradicionales de gestión sostenible de los recursos naturales.
En segundo lugar se encuentra el área indígena Taunay/Ipegue, con una superficie deforestada de 21,53 km², lo que representa alrededor de 26.51% de deforestación total. La pérdida de vegetación en esta región compromete no sólo la biodiversidad local, sino también los conocimientos ancestrales y las tradiciones culturales de los pueblos indígenas que allí habitan.
Otras áreas indígenas también están sufriendo los impactos de la deforestación, como Cachoeirinha, Tereza Cristina, Guató, Baía dos Guató, Perigara y Taunay/Ipegue. Si bien algunas de estas áreas han registrado una menor deforestación en términos absolutos, es fundamental reconocer que cualquier pérdida de vegetación en estas regiones afecta la sostenibilidad ambiental y cultural de las comunidades indígenas.
La deforestación en zonas indígenas del Pantanal trae graves consecuencias. Además de la pérdida de hábitat de innumerables especies de fauna y flora, la deforestación compromete recursos naturales esenciales para la subsistencia de las comunidades indígenas, como la caza, la pesca y la recolección de alimentos y plantas medicinales.
Los datos sobre la deforestación acumulada en las Unidades de Conservación del Pantanal revelan una preocupante pérdida de vegetación y una amenaza a la preservación de estas áreas fundamentales para la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas del Pantanal.
El Parque Estadual Guirá es la Unidad de Conservación más impactada por la deforestación, con un área deforestada de 17,80 km², lo que corresponde a alrededor de 92.79% de la deforestación acumulada en las Unidades de Conservación del Pantanal.
En segundo lugar tenemos la Reserva Privada de Patrimonio Natural Fazenda Nhumirim, con una superficie deforestada de 0,42 km², lo que representa aproximadamente 2.20% de deforestación total. Aunque en menor escala, esta pérdida de vegetación aún compromete la función ecológica de esta área protegida y los servicios ambientales que brinda.
Outras Unidades de Conservação também foram afetadas pelo desmatamento, como a Área de Proteção Ambiental Baía Negra, o Parque Estadual Encontro das Águas, a Reserva Particular do Patrimônio Natural Poleiro Grande, o Parque Natural Municipal de Piraputangas, a Reserva Particular do Patrimônio Natural Estância Caiman , entre otras. Aunque en menor medida, cada área deforestada en estas Unidades de Conservación representa una pérdida de hábitat y biodiversidad.
El Cerrado: una reserva de biodiversidad a preservar
El Cerrado, uno de los cinco principales biomas de Brasil, cubre una extensa área de aproximadamente 25% del territorio nacional. Se extiende sobre aproximadamente 1,8 a 2 millones de kilómetros cuadrados, abarcando varios estados, como Goiás, Tocantins, Mato Grosso do Sul, Mato Grosso, Minas Gerais, Distrito Federal, Bahía, Maranhão, Piauí y partes de São Paulo. Además, también es posible encontrar pequeñas porciones de cerrado en otros estados o en áreas separadas dentro de otros biomas, como la selva amazónica.
Considerado la segunda formación vegetal más grande del país, después de la Selva Amazónica, el Cerrado se caracteriza por una gran diversidad biológica. Además, más de 40% de especies de plantas leñosas y 50% de abejas que se encuentran en el Cerrado son endémicas, es decir, sólo se encuentran en esta región.
La distribución y extensión del Cerrado están influenciadas por el clima tropical que prevalece en la región. Las precipitaciones varían de 750 a 2000 mm por año, con una precipitación promedio de entre 1100 y 1600 mm por año en la mayor parte del bioma. Tiene dos estaciones climáticas diferenciadas: la estación seca, que dura aproximadamente cinco meses (de mayo a octubre), y la estación lluviosa, que se presenta durante el resto del año (de octubre a mayo).
El Cerrado, además de su característica vegetación y biodiversidad terrestre, también alberga una variedad de ambientes acuáticos esenciales para el equilibrio del bioma. Entre estos ambientes encontramos manantiales, lagunas efímeras, pantanos como buritizais y veredas, además de ríos y arroyos que forman las principales cuencas hidrográficas de Brasil.
En el núcleo del Cerrado se ubican los Dominios de Paraná, Amazonas y Este de Brasil. El Dominio Paraná comprende las cabeceras del río Paranaíba, sus afluentes por la margen izquierda y algunos afluentes por la margen derecha, como el río São Marcos. El Dominio Oriental de Brasil abarca las nacientes del río São Francisco, en el estado de Minas Gerais, y afluentes de la margen izquierda, como el río Paracatu y el río Urucuia. El Dominio Amazónico cubre los cursos del río Araguaia Alto y Medio y del río Tocantins, además de los cursos superiores de algunos afluentes de los ríos Xingu, Tapajós y Madeira.
Además, existen importantes conexiones entre las cabeceras de los ríos que forman las cuencas de los ríos Tocantins, São Francisco y Parnaíba, formando áreas conocidas como “Águas Enmendadas”. Estas áreas están ubicadas en los estados de Goiás, Minas Gerais y el Distrito Federal. Estas regiones juegan un papel fundamental en la regulación del flujo de agua, contribuyendo al mantenimiento de los ecosistemas acuáticos y al abastecimiento de agua en diferentes regiones del país.
Los ambientes acuáticos del Cerrado son vitales para la vida silvestre y juegan un papel fundamental en el mantenimiento de la biodiversidad y los ciclos ecológicos del bioma. Proporcionan hábitats para una variedad de especies acuáticas como peces, anfibios, reptiles y aves acuáticas. Además, estos ambientes son cruciales para abastecer de agua a la vegetación del Cerrado y a las comunidades humanas que dependen de los recursos hídricos en estas regiones.
Sin embargo, al igual que el resto del Cerrado, los ambientes acuáticos enfrentan amenazas importantes, incluida la deforestación, la contaminación del agua, la fragmentación del hábitat y la construcción de represas. Estas actividades humanas tienen impactos negativos en la calidad del agua, la biodiversidad acuática y los servicios ecosistémicos proporcionados por estos entornos.
En el bioma Cerrado, las estadísticas actuales muestran una situación preocupante en cuanto a deforestación y pérdida de vegetación. La deforestación consolidada representa la mayor proporción de focos, sumando 101.502, lo que corresponde a 42,6% del total. Esto significa que una gran superficie de suelo ya ha sido reconvertida a otros usos, como agricultura, ganadería o urbanización.
La vegetación primaria, que es la forma más preservada y natural del Cerrado, también sufrió un elevado número de focos de deforestación, totalizando 94.415, lo que representa 39,6% del total. Estos datos son alarmantes, ya que indican que incluso las áreas más valiosas e intactas del bioma están siendo impactadas por la deforestación.
La deforestación reciente, que son áreas recientemente deforestadas, registró 39.694 focos, lo que equivale a 16,6% del total. Esto sugiere que continúa la presión sobre el Cerrado, con la conversión de nuevas áreas para diferentes actividades humanas.
Otras categorías, como “otros” y vegetación secundaria, también presentaron un número significativo de puntos críticos de deforestación, con 1.929 y 952 puntos críticos, respectivamente. Aunque representan un porcentaje menor del total, no dejan de ser preocupantes, pues indican la continua pérdida de áreas naturales y la reducción de la diversidad y calidad de los ecosistemas del Cerrado.
Los números muestran que Tocantins y Goiás lideran la deforestación acumulada en el Cerrado, con áreas deforestadas de 48.293,33 km² y 48.229,04 km², respectivamente. Estos valores representan 16.08% y 16.06% del total deforestado, lo que pone de relieve la presión sobre estos estados en particular.
Otros estados también registran niveles significativos de deforestación acumulada, como Maranhão y Mato Grosso, con 45.595,89 km² y 45.167,64 km² deforestados, correspondientes a 15.18% y 15.04%, respectivamente. Minas Gerais y Bahía también se encuentran entre los estados más afectados, con 41.409,34 km² y 24.984,72 km² deforestados, lo que representa 13.79% y 8.32% del total, respectivamente.
Estas cifras son preocupantes, ya que indican una pérdida considerable de áreas naturales en el Cerrado, lo que tiene importantes consecuencias para la biodiversidad, los recursos hídricos y el equilibrio ecológico de la región. La deforestación en estas áreas compromete la supervivencia de especies únicas de plantas y animales, además de contribuir a la emisión de gases de efecto invernadero y la pérdida de servicios ecosistémicos vitales.
El bioma del Cerrado cubre una vasta extensión territorial en los estados brasileños, y las unidades de conservación desempeñan un papel crucial en la preservación de este importante ecosistema. Sin embargo, los datos estadísticos más recientes revelan un panorama alarmante respecto a la deforestación acumulada en estas áreas protegidas.
Entre las unidades de conservación del Cerrado, el estado de Tocantins registró el mayor aumento de la deforestación acumulada, con una superficie deforestada de 48.293,33 km², lo que representa 16.08% del total deforestado. Le siguen Goiás, con 48.229,04 km² deforestados (16.06%), y Maranhão, con 45.595,89 km² deforestados (15.18%). Estas cifras revelan la magnitud del desafío que enfrenta la protección del Cerrado en estas regiones.
Otros estados que presentan altas tasas de deforestación acumulada son Mato Grosso, con 45.167,64 km² deforestados (15.04%), y Minas Gerais, con 41.409,34 km² deforestados (13.79%). Estas cifras reflejan la presión constante sobre las áreas de conservación en estos estados, poniendo en riesgo la biodiversidad y los recursos naturales del Cerrado.
En cuanto a unidades de conservación específicas, el Área de Protección Ambiental Ilha do Bananal/Cantão es la que presenta el mayor aumento de deforestación acumulada, cubriendo un área de 4.767,84 km², lo que representa 26.30% de deforestación total en las unidades de conservación del Cerrado. En segundo lugar está el Área de Protección Ambiental de Río Preto, con 2.466,60 km² deforestados (13.60%).
Otras unidades de conservación también sufren de deforestación acumulada, como el Área de Protección Ambiental Upaon-Açu/Miritiba/Alto Preguiças, con 1.093,13 km² deforestados (6.03%), y el Área de Protección Ambiental Cuenca de Río de Janeiro, con 997,05 km² deforestados (5.50%). ). Estas cifras resaltan la urgencia de acciones efectivas para detener la deforestación en estas áreas protegidas y garantizar la conservación del Cerrado.
Los pulmones del planeta: el papel vital de la selva amazónica
La selva amazónica es el bioma más famoso y extenso de Brasil y cubre casi la mitad de su territorio. Además, este frondoso bosque se extiende hacia zonas de otros países vecinos, formando un ecosistema único y diverso. Su riqueza natural ha atraído a lo largo de los siglos a investigadores de todo el mundo, interesados en desvelar sus secretos y preservar su magnificencia.
La Amazonía abarca nueve estados brasileños: Acre, Amapá, Amazonas, Pará, Rondônia, Roraima, Tocantins, Mato Grosso y Maranhão, un verdadero tesoro de biodiversidad. Con sus impresionantes 5 millones de kilómetros cuadrados, es el bioma más grande de Brasil y alberga una riqueza incomparable de vida silvestre y exuberante vegetación.
Además de su impresionante biodiversidad y función climática, la selva amazónica también es el hogar de millones de personas, incluidas comunidades indígenas. Esta región alberga la mayor población indígena del país y cuenta con ciudades importantes, como Belém y Manaos.
En el corazón de la Amazonía encontramos una población de alrededor de 433 mil indígenas, cuyas culturas y tradiciones están intrínsecamente ligadas a este vasto bosque. Sus vidas y conocimientos ancestrales son fundamentales para la preservación de este ecosistema único.
La diversidad de plantas en el Amazonas es simplemente impresionante. Con aproximadamente 30.000 especies de plantas catalogadas, entre árboles majestuosos, flores coloridas y valiosas plantas medicinales, la selva amazónica es un verdadero paraíso botánico.
La fauna también es extraordinaria. Con aproximadamente 30 millones de especies animales, la fauna del Amazonas es realmente impresionante. La región alberga 311 especies de mamíferos, como el jaguar, el delfín rosado y el perezoso, que desempeñan papeles cruciales en la ecología local. Además, existen más de 1.300 especies de aves, como la guacamaya azul, el tucán y el loro, que llenan los cielos amazónicos con sus colores y melodiosos cantos. Pero la mayor parte de la fauna amazónica está compuesta por insectos, como escarabajos, polillas, hormigas y avispas, que desempeñan papeles fundamentales en los ecosistemas locales.
Los reptiles también juegan un papel importante en el ecosistema amazónico, con 350 especies diferentes, entre caimanes, tortugas y serpientes. Los anfibios también abundan, con 163 especies de ranas, sapos y ranas arbóreas que contribuyen a la compleja red de vida de la región.
A pesar de toda esta diversidad, la Amazonia enfrenta importantes amenazas. Actualmente, alrededor de 152 especies de plantas y 24 especies de animales están amenazadas de extinción.
En los ríos amazónicos encontramos una riqueza acuática impresionante, con aproximadamente 1.800 especies de peces. Estos ríos son hábitats vitales para muchas especies, incluido el manatí del Amazonas.
La diversidad de plantas de la selva amazónica es igualmente espectacular. Divididos en tres categorías principales, la tierra firme, la llanura aluvial y los bosques de igapó, albergan árboles gigantes como el castaño y el ceiba, considerados la “reina del bosque”. En las zonas más bajas, periódicamente inundadas, aparece vegetación más baja, como arbustos, enredaderas, musgos y el memorable nenúfar. Orquídeas y bromelias también embellecen el paisaje, brindando un espectáculo de colores y formas.
Aunque la selva amazónica ya ha sido llamada el “pulmón del mundo”, los estudios muestran que la producción de oxígeno se equilibra con el propio consumo de dióxido de carbono del bosque. Sin embargo, su importancia para la regulación climática es incuestionable. El bosque almacena aproximadamente una quinta parte del agua dulce del planeta y desempeña un papel crucial en la formación de nubes y la distribución de las precipitaciones, lo que influye directamente en el clima de América del Sur.
El suelo de la selva amazónica es generalmente bastante arenoso. Tiene una fina capa de nutrientes que se forma a partir de la descomposición de hojas, frutos y animales muertos. Esta capa es rica en humus, materia orgánica muy importante para algunas especies vegetales de la región. En las zonas deforestadas, las fuertes lluvias “lavan” el suelo, llevándose sus nutrientes. Se llama proceso de lixiviación, que empobrece aún más los suelos amazónicos. Sólo 14% de todo el territorio pueden considerarse fértiles para la agricultura.
Lamentablemente, la selva amazónica enfrenta grandes amenazas, como la deforestación y los incendios. La tala y la expansión agrícola, principalmente para la cría de ganado, han provocado la pérdida de vastas áreas de bosque y la extinción de varias especies.
Los datos estadísticos de 2023 indican deforestación en la Amazonía Legal, destacando la magnitud del problema en cada estado de la región. Estas estadísticas brindan una visión clara de las áreas más afectadas y nos permiten comprender la gravedad de la deforestación y sus impactos en el bosque y la biodiversidad.
El estado de Pará lidera el ranking con una superficie deforestada de 49.561,45 km², lo que representa 41.13% del total deforestado en la Amazonía Legal. Estas impresionantes cifras resaltan la urgencia de tomar medidas para combatir la deforestación en esta región. La deforestación masiva en Pará representa una amenaza significativa para el bosque tropical y sus riquezas naturales.
En segundo lugar está Mato Grosso, con 22.577,88 km² deforestados, lo que corresponde a 18.73% del total. Este estado, conocido por su actividad agrícola, enfrenta desafíos relacionados con la expansión de áreas de cultivo y pastos, que resultan en pérdida de hábitat y fragmentación de bosques.
Rondônia, que ocupa el tercer lugar, registra una deforestación de 15.576,31 km² (12.92% del total). Este estado históricamente se ha visto afectado por la deforestación debido a actividades como la tala y la conversión de tierras para fines agrícolas. La deforestación en Rondônia pone de relieve la necesidad de medidas efectivas para contener esta destrucción.
Amazonas, con una superficie deforestada de 15.453,60 km² (12.82%), ocupa el cuarto lugar en este triste ranking. Considerado el estado más grande de la Amazonía Legal, la deforestación en esta región tiene impactos significativos en la biodiversidad y los servicios ecosistémicos que brinda el bosque, como la regulación climática y el mantenimiento de los recursos hídricos.
Los demás estados también presentan cifras preocupantes. Acre registra 6.356,45 km² (5.27%); Maranhão, 6.175,60 km² (5.12%); Roraima, 3.657,82 km² (3.04%); Tocantins, 694,58 km² (0,58%); y Amapá, 460,09 km² (0,38%). Aunque las áreas deforestadas pueden variar en extensión, todas contribuyen a la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y otros impactos negativos.
Según datos de deforestación –a nivel municipal– tenemos a Altamira en el otro extremo, con una superficie deforestada de 6.127,36 km², lo que representa una porción importante del total deforestado en la Amazonía Legal. Este municipio, ubicado en el estado de Pará, enfrenta importantes desafíos en relación a la deforestación debido a actividades como la expansión de la agricultura y la construcción de infraestructura.
Le sigue São Félix do Xingu, también ubicada en Pará, con una superficie deforestada de 5.522,99 km². Este municipio históricamente se ha visto impactado por la deforestación debido a la tala, la expansión agrícola y la ganadería extensiva.
Porto Velho, capital de Rondônia, ocupa el tercer lugar, con una superficie deforestada de 4.833,14 km². La ubicación estratégica de este municipio, cercano a zonas fronterizas e importantes rutas de transporte, contribuye a la presión sobre el bosque tropical.
Lábrea, ubicada en el estado Amazonas, registra una superficie deforestada de 3.701,31 km², ocupando la cuarta posición del listado. Este municipio enfrenta desafíos relacionados con la tala ilegal, el acaparamiento de tierras y las actividades agrícolas insostenibles.
En quinto lugar está Novo Progresso, en Pará, con una superficie deforestada de 2.814,46 km². Este municipio también sufre el avance de la agricultura y la apertura de nuevas zonas para cultivo y pastoreo.
Los demás municipios también presentan cifras preocupantes en relación a la deforestación, entre ellos Colniza, Novo Repartimento, Apuí, Pacajá, Itaituba, Portel, Nova Mamoré y Novo Aripuanã.
Respecto a la deforestación ocurrida en tierras indígenas de la Amazonía Legal, Apyterewa es la tierra indígena más afectada, con una superficie deforestada de 455,83 km², lo que representa 11.45% del total deforestado en tierras indígenas de la región. La destrucción de esta tierra indígena, ubicada en Pará, es preocupante, ya que afecta directamente la vida y los medios de subsistencia de las comunidades que allí habitan.
Cachoeira Seca ocupa el segundo lugar, con una superficie deforestada de 418,05 km², correspondientes a 10.50% de deforestación en tierras indígenas. Esta tierra indígena, también ubicada en Pará, enfrenta serios desafíos relacionados con la invasión de madereros ilegales y el avance de la agricultura.
Ituna/Itatá, ubicada en Pará, tiene restricciones de uso debido a la presencia de grupos indígenas aislados. La Ordenanza de la FUNAI (Fundación Nacional del Indio) prohibió la estancia y entrada de personas que no formen parte del personal de la Funai y de personas que no sean indígenas. Aquellas que no entran en este grupo pueden considerarse invasoras, lo que requiere una protección aún mayor para garantizar su conservación. Tiene una superficie deforestada de 238,24 km², lo que representa 5.98% de deforestación total.
Otras tierras indígenas afectadas por la deforestación incluyen Maraiwatsede, Trincheira Bacaja, Yanomami, Awa, Kayapó, Alto Rio Guamá, Parque do Xingu, Munduruku, Alto Turiaçu y Bacurizinho. Todas estas tierras indígenas enfrentan presiones resultantes de la explotación ilegal de recursos naturales, el acaparamiento de tierras y las invasiones.
También se registró deforestación en algunas de las Unidades de Conservación (UC) de la Amazonía Legal, destacando las áreas más afectadas.
El Área de Protección Ambiental Triunfo do Xingu es la UC más afectada, con un aumento de la deforestación acumulada de 4.069,92 km², lo que representa 35.001 TP3T de la deforestación total de las UC. Este dato es alarmante, ya que esta zona es crucial para la protección de la flora, la fauna y los recursos naturales presentes en la región.
El Bosque Nacional Jamanxim ocupa el segundo lugar, con una deforestación acumulada de 1.134,62 km², correspondientes a 9.76% del total. Esta UC es conocida por su rica biodiversidad y por albergar especies amenazadas, lo que resalta la urgencia de fortalecer su protección.
En tercer lugar se encuentra la Reserva Extractiva Jaci-Paraná, con un aumento en la deforestación acumulada de 1.075,78 km², lo que representa 9.25% de deforestación total. Esta UC juega un papel importante en la promoción del uso sostenible de los recursos naturales por parte de las comunidades tradicionales que viven en la región.
Otras UC afectadas por la deforestación incluyen el Área de Protección Ambiental Tapajós, la Reserva Extractiva Chico Mendes, el Bosque Nacional Altamira, el Área de Protección Ambiental del Lago Tucuruí, el Parque Estatal Guajará-Mirim, la Estación Ecológica Terra do Meio, el Área de Protección Ambiental Baixada Maranhense , el Área de Protección Ambiental Upaon-Açu / Miritiba / Alto Preguiças, la Reserva Biológica Gurupi y la Reserva Biológica Nascentes Serra do Cachimbo.
Alianzas para la Conservación de la Biodiversidad en el Centro-Oeste de Brasil
La región Centro-Oeste de Brasil alberga una rica biodiversidad, con ecosistemas variados que van desde el Pantanal hasta el Cerrado. Estos biomas son sumamente importantes no sólo para la región, sino también para todo el país y para el equilibrio del planeta. Sin embargo, esta biodiversidad enfrenta importantes amenazas y por lo tanto implementar medidas de conservación es urgente y necesaria.
El Cerrado, considerado la sabana más rica del mundo, alberga una gran diversidad de especies vegetales y animales, muchas de las cuales son endémicas y no se encuentran en ningún otro lugar. Sin embargo, este bioma está en constante degradación debido a la expansión de la agricultura, la ganadería y la urbanización desordenada. La conversión de zonas del Cerrado en tierras agrícolas o pastos está provocando la pérdida de hábitats naturales y la consiguiente disminución de la biodiversidad.
El Pantanal, a su vez, es uno de los ecosistemas más importantes y exuberantes del mundo, conocido por su rica especie de plantas, aves, peces y mamíferos. Sin embargo, este bioma también enfrenta importantes amenazas, especialmente debido a la deforestación, los incendios forestales y la contaminación de los ríos. Estos problemas se ven agravados por el cambio climático, que afecta las precipitaciones y aumenta el riesgo de sequías e inundaciones extremas.
Una de las principales iniciativas del Departamento de Ecosistemas del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) para el Pantanal es el Proyecto GEF Terrestre, que tiene como objetivo desarrollar estrategias de conservación, restauración y gestión de la biodiversidad no sólo en el Pantanal, sino también en el Caatinga y Pampa. Este proyecto, coordinado por el MMA, fue implementado en mayo de 2018 y cuenta con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), siendo ejecutado por el Fondo Brasileño de Biodiversidad (FUNBIO). Se espera que finalice en mayo de 2023.
Sin embargo, incluso con esta iniciativa en marcha, las riquezas del Pantanal siguen amenazadas. Datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) revelan un alarmante crecimiento de 200% en incendios en la región entre 2019 y 2020. En 2021, los datos indican 90.68% de área deforestada y en 2022 disminuyó a 78.94%, sin embargo, Todavía preocupante. El Laboratorio de Aplicaciones Ambientales de Satélites (LASA) de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) constató que los incendios devastaron aproximadamente 29% del territorio del bioma.
Creado en 2015, en Patrocínio – MG, el Cerrado das Águas Consórcio tiene como objetivo aunar esfuerzos para implementar estrategias que garanticen la provisión de servicios ecosistémicos para lograr un sistema productivo resiliente al cambio climático. Las estrategias presentadas fueron el cultivo regenerativo del café, que se basa en la acción del suelo cubierto en cada momento, la diversidad en el paisaje, el control biológico y el uso de factores macro y microbiológicos. Es importante señalar que si bien hubo una disminución en el área deforestada de 2021 a 2022, los datos aún señalan significativamente una diferencia de 26,75% – 2021 – a 26,51%, 2022.
En Mato Grosso do Sul, las Unidades de Preservación Ambiental de Santa Luzia y Eldorado, con sede en Nova Alvorada do Sul y Rio Brilhante, respectivamente, son responsables de la donación de plantas nativas del cerrado. Este año, las dos plantas entregaron alrededor de 500 plántulas y 100 bolsas de semillas a las comunidades locales en importantes eventos como Expocanas, en Nova Alvorada do Sul, y la 1ª Feria Ecológica, en Deodápolis. Además de los vecinos, los viveros municipales también recibieron ocho toneladas de cachaza, un compuesto orgánico procedente del proceso de molienda de la caña de azúcar que tiene importantes propiedades para fertilizar la vegetación.
Durante la semana del Día del Árbol, los equipos del área Ambiental de las plantas programaron conferencias sobre la importancia de la preservación ambiental para 5.800 estudiantes de enseñanza básica y media de 11 escuelas de Nova Alvorada do Sul y Deodápolis.
En el Complejo de Goiás, las unidades Rio Claro, Morro Vermelho y Água Ouvida, ubicadas en Caçu, Mineiros y Perolândia, respectivamente, plantaron y donaron 2.600 plántulas para reforzar los viveros y recuperar manantiales. Muchas especies nativas del cerrado fueron dirigidas a organizaciones no gubernamentales que promueven la conservación de especies animales en peligro de extinción, como el jaguar.
Brasil ha adoptado una serie de medidas y programas para proteger y preservar el medio ambiente, especialmente en la región amazónica. Algunas de estas acciones se destacan como estrategias importantes para combatir la deforestación ilegal, valorar la conservación de la naturaleza y promover la sostenibilidad ambiental.
Una de estas iniciativas es la Operación Verde Brasil 2, lanzada en mayo de 2022. Esta operación tiene como objetivo combatir los delitos ambientales, los incendios y la deforestación en la Amazonía Legal. Cuenta con la participación de instituciones como la Policía Federal, la Policía Federal de Carreteras, el Ibama, el ICMBio (Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad), entre otros órganos de control ambiental y seguridad pública.
El Programa Floresta + es otra acción relevante, orientada a valorar y compensar a quienes preservan y cuidan el bosque nativo brasileño. Con recursos del Fondo Verde para el Clima, el programa financia actividades de protección, conservación y recuperación de la naturaleza en la Amazonía Legal. De esta manera, se cubren varias categorías de tierras, desde áreas privadas y de preservación permanente hasta asentamientos, tierras indígenas y unidades de conservación.
Además, Brasil busca destacarse en el mercado de créditos de carbono a través del programa Floresta + Carbono. Este programa tiene como objetivo generar créditos de carbono a partir de la conservación y recuperación de la vegetación nativa. Las empresas que no puedan reducir sus emisiones de carbono pueden compensarlas invirtiendo en proyectos para preservar y recuperar bosques nativos.
Para combatir la deforestación ilegal, el Gobierno Federal creó en 2022 la Comisión Ejecutiva para el Control de la Deforestación Ilegal. Esta comisión es responsable de proponer planes y lineamientos para prevenir y controlar la deforestación ilegal, además de coordinar la implementación de la Política Nacional de Recuperación de Bosques Nativos. vegetación.
El Sistema Nacional de Control del Origen de Productos Forestales (Sinaflor+) fue lanzado en 2022 para fortalecer el control y combatir la deforestación ilegal en la Amazonía. Esta iniciativa permite rastrear el origen de la madera, aportando más seguridad al sector maderero y ayudando a prevenir fraudes.
La plataforma Adapta Brasil, desarrollada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación en colaboración con el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), reúne indicadores e impactos del cambio climático en Brasil. Esta herramienta ayuda al sector público a adoptar medidas de protección y desarrollar políticas públicas para adaptarse al cambio climático.
Bajo esa premisa, la Fundación Oakpar desarrolla el Programa Biomas do Brasil, cuya misión es combatir el cambio climático y sus impactos, promoviendo la preservación del medio ambiente y mitigando los efectos del calentamiento global causado por las acciones humanas.
Su principal objetivo es difundir los valores ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos y estéticos de la biodiversidad, promoviendo la conservación de los recursos naturales remanentes y áreas de gran importancia para la humanidad.
Busca reforzar la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos climáticos y desastres naturales, además de promover la conciencia socioambiental y la defensa y conservación de los recursos naturales amenazados por actividades como la especulación inmobiliaria, los incendios, la extracción de minerales y la explotación depredadora de la fauna y la flora. flora.
Descubra el Programa Biomas do Brasil
El Programa de Biomas Brasileños se implementará en áreas preservadas y/o impactadas, con relevancia biológica y valor paisajístico natural, en los seis biomas brasileños: Selva Amazónica, Mata Atlántica, Cerrado, Pantanal, Pampa y Caatinga. Su enfoque está en la creación y mantenimiento de unidades de conservación de plena protección y uso sustentable, especialmente parques ambientales en forma de Reservas Privadas del Patrimonio Natural (RPPN). Estas áreas contarán con mejoras y estructuras para la conservación y visita pública, como espacios botánicos con artículos artesanales y plántulas de especies de flora brasileña, y arboretos con viveros, orquídeas, herbarios, mariposarios, árboles, arbustos y plantas ornamentales, medicinales, comestibles y herbáceas. plantas. Por lo tanto, preservar los biomas de Brasil es proteger la esencia de la vida en todas sus formas, asegurando un futuro sostenible para las generaciones presentes y futuras.