La educación es un derecho humano fundamental que debe garantizarse a todas las personas, independientemente de su origen, género, etnia o nivel socioeconómico. El acceso a una educación de calidad desempeña un papel crucial en el desarrollo individual y colectivo, permitiendo a las personas alcanzar su máximo potencial y contribuir significativamente a sus comunidades y sociedades. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, aún se enfrentan importantes desafíos para garantizar este derecho universal.
La falta de acceso a la educación tiene consecuencias negativas tanto para el individuo como para la sociedad. Los niños y adolescentes privados del derecho a la educación enfrentan barreras en su desarrollo cognitivo, emocional y social, lo que perjudica sus perspectivas de futuro. Además, la educación juega un papel fundamental en la erradicación de la pobreza, la reducción de las desigualdades y la promoción de la inclusión social.
El informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) muestra que los niños del continente tienen cinco veces menos probabilidades de aprender lo básico que los que viven en otros lugares. El informe incluye datos nacionales desarrollados en colaboración con los Ministerios de Educación de la República Democrática del Congo (RDC), Ghana, Mozambique, Ruanda y Senegal. Se destacaron prácticas positivas de mecanismos fundamentales de aprendizaje para que la educación se centre en el diálogo estratégico continental.